El llegar de regreso terminamos de convencer a mi padre para ir ya que el no quería. Pero al final fue convencido. Hicimos los preparativos, entre ellos conseguir una dotación de glucosa, lease laticas de dulce de leche de búfala, conservas de coco y mango, quesadillas, arepitas dulces y muuuchos caramelos, y partimos a las 5.00 AM sin saber si la carretera estaba buena o tenía muchos baches y tampoco conociendo el camino. Íbamos a la buena de los vendedores de libros, por así decirlo. Debo aclarar que el viaje dura como 10-12 horas, pero con el montón de paradas que hicimos, nos llevamos casi 14.
Al Llegar al estado Apure, nos fuimos por El Samán, Mantecal y La Estocada, por Bruzual, San Vicente y Quintero Inolvidable, Palmarito, Guasgualito, Elorza y El Amparo, Puerto Páez, La Trinidad, saludamos al Capanaparo, La Paz y Guasimal son vecinos de Guachara... Perdón, me emocioné... Salimos por San Fernando, continuamos vía Achaguas y luego hacia Bruzual. Debo decir que el camino hacia Bruzual está bastante monótono... Sólo monte y culebra, literalmente hablando, y una planicie infinita en donde se ve la curvatura de la tierra y muchas vaquitas regadas por todo eso.
Salimos de Bruzual atravesando un puente colgante muy c00l que no sabía que existía. Entramos al estado Barinas, la cuna del que no debe ser nombrado. Las carreteras están en muy buen estado y hay partes donde hay matas a ambos lados dándole una sensación de estar en otro país. La cuidad de Barinas no es muy bonita que digamos, pero ahí está. Luego de pasar por otros pueblos y caseríos muy variopintos, sin ningún tipo de preaviso, entramos al páramo. El cambio es bastante brusco, vas por una carretera normal donde se ve todo normal y luego de un par de árboles a ambos lados del camino, PUFF!! Hay barrancos a un lado. Así de fuerte es...
El páramo... Ah... Que bonito, el sol pega pero no parece, a pleno mediodía la gente anda por ahí con chaquetas puestas, y de verdad hace falta. El frío es fuerte a 3200 msnm, lo certifico. Otra de las cosas mas c00l de la zona son los manantiales que bajan directamente de la montaña. Recogimos algo de agua de una de ellos, pero del que recogimos no es nada comparado con las cascadas que vimos después, lamentablemente, Alma venía descuidada y no le tomó fotos a la más impresionante de ellas, el Velo de la Novia, pero el recuerdo queda. Cerca de esa, hay una parada pequeña y ahí nos detuvimos una vez más para tomar fotos, pero la cascada grande no se ve desde ahí, sólo se ve desde la carretera. Luego de esta pequeña parada, nos encontramos con la laguna de Mucubají, todavía no estoy muy práctico con las fotos panorámicas de mi teléfono, el buen R2W2, pero esta me salió algo buena.
Como se ve, hay mucha neblina, y muuucho frío, compramos guantes para que no se nos entumecieran los dedos, y como pude, dejé un recuerdo en el libro de visitas en nombre de mi familia, pero creo que no se entenderá, apenas podía mover los dedos, e incluso creo que, de haber tenido una guitarra ahí, no habría podido tocar bien
Nuestro viaje continuó con la parada en la capilla de piedras, que hizo Juan Félix Sanchez en el pueblo de San Rafael de Mucuchies. Debo decir que ese carajo le echó negro para montar semejantes guarataras de manera tan pareja sin usar pego ni cemento, y sin que se le cayeran. Según su casa era así también, pero no llegamos hasta allá, pero si es así, el tipo también era fakir, ya que al meter la mano en la capilla se sentía un bajón grande de temperatura.
Nuestra última parada fue en un restaurante de comida rápida para cenar ya que eran las 10 pm y luego de deglutar tan gustosamente esas hamburguesas, llegamos al fin a nuestra cabaña alquilada que está en Manzano Alto vía Jají, en cabañas La Haciendita. Buenos precios, buena atención, y buenas cabañas. La recomiendo.
A la mañana siguiente, sábado, nos dimos cuenta que la memoria de la cámara estaba casi llena, así que en la salida al Mercado Libre, donde compramos dulces y ese tipo de cosas, buscamos donde quemar las fotos. Tuvimos que llegar a la plaza Glorias Patrias y quemarlas en la tienda Kodak que está ahí. Luego fuimos a hacer el mercado para los días allá, y después de haberlos dejado en la cabaña, fuimos al parque temático La Venezuela de Antier.
Este parque esta basado en la Venezuela de los años 1920-1930, la época en la que Juan Vicente Gómez fue presidente del país. El parque está dividido en zonas que representan los diferentes estados del país. Se llega por oriente, sitio en el cual se juega al Sebucán con la comadre que acaban de nombrar Registradora del pueblo. Después de eso se sigue hacia los Llanos, donde hay carne asada en un restaurante, un banco, y una iglesia pagana, y por lo general un concierto de música llanera. Se sigue por Falcón donde hay un museo de automóviles, Miranda donde se ve una representación del baile de los Diablos de Yare, Aragua con la maestranza, Trujillo donde se ve un trapiche de caña, y venden melcocha, Zulia donde ayuna representación del lago, con puente y todo, te pasean en botes, y más adelante un conjunto de restaurantes con comida típica de allá y cerveza Zulia. Se Sigue hacia la Plaza Caracas donde hay un grupo tocando música de Billo’s Back Street Boys, y ese tipo de merengues con tiempos 5/8. En Lara se consigue la Radio República de Lara, en Amazonas chozas de los indios y venta de Artesanía (si, todo te lo venden), en Táchira hay otra colección de autos y una venta de repuestos ambientada en esa época, y finalmente en Mérida hay otra parte de la colección de autos y finalmente el Cabaret “El Gran Salón de la Clandestinidad” donde tocan música en vivo de todo tipo (desde salsa a rancheras) y cierran tarde, y donde pude experimentar de nuevo con la teoría del pico de Balmmer. En varios sitios puedes, además, tomarte fotos de la época en blanco y negro.
El día siguiente, luego de parir para encontrar un cyber abierto para quemar las fotos de nuevo, como el viaje no fue planificado, mi hermano no llevo suficientes memorias SD. Perdimos casi toda la mañana en eso y luego salimos hacia el teleférico. Llegamos de broma, creo que fuimos en el último grupo que subió, y en la segunda estación nos comimos unos chocolates porque, según, eran buenos para eso. El frío aumentaba poco a poco. En cada trayecto, yo o Jac buscábamos ponernos en la ventana para tomar fotos. En el tercer trayecto, me tocaba a mi ponerme en la ventana, unas chicas
— ¿Quién fue?
El tipo, le respondió
— Fui yo. ¿Acaso querías que me picara?
Salió un niño que lo había visto.
— Era una mariposa, no una abeja. Y esas no pican.
El sr. Creo que igual no le paró, pero al menos aprendió que eso, en Mérida, no se hace.
Al finalizar el recorrido, Jac devolvió el abrigo que había alquilado, ah, eso, alquilan los abrigos y los gorros y los guantes ahí mismo. A muy buen precio. Después fuimos a la heladería Coromoto. La heladería con el record Guinnes de sabores de helado. 1000 sabores
Luego de los helados, nos fuimos a la Montaña de los Sueños, otro parque temático, que queda más o menos lejos de la cuidad de Mérida como tal, a 45 min, pero este esta basado en el cine de los años 50, 60 y 70. Este no es tan paisajístico como los anteriores, pero es bueno para ir un rato a pasarla bien. Puedes grabar tu película muda, hacen un desfile de moda, hacen una obra de teatro con niños a las 8.30 en el teatro en forma de tinaja, el Anfiteatro Camoyedo, y hay estudios de TV. En fin, haces de todo ahí. Y al final del paseo, puedes ir un rato a tripearte a una banda en la torre Cordillera muy c00l tocando canciones de esa época.
Ese día llegamos a la posada a las 12, muy cansados medio preparamos las cosas para el día siguiente. Al amanecer desayunamos con las arepas andinas que quedaban y nos montamos en el carro con mucha tristeza para partir a nuestra casita y volver a nuestras obligaciones.
En mi opinión, Mérida es una cuidad en la que podría vivir feliz. Todo el mundo es amable ahí. Las únicas personas que vi que eran maleducadas y groseras eran turistas o viajeros como nosotros, incluso manejando son caballerosos, te ceden el paso en un cruce, no se comen la luz de los semáforos. A los que les pedimos direcciones, que fueron bastantes ya que íbamos como medio perdidos todo el tiempo, casi nos decían “denme un chance, busco mi carro y los guío”, en serio. En las calles no se ve basura. De pana me retiraré a Mérida cuando sea millonario.
3 comentarios:
Vaya... no averiguaste por qué no se pueden matar mariposas en el teleférico? jejejeje
No es el hecho de matar mariposas... es el hecho de que el imbecil ese botó el papel del chocolate por la ventana... Eso es lo que molestó a todos, al menos a mi y a los tipos que trabajan ahí
Ah ok, si, no me había fijado bien en que la había matado con un envoltorio de chocolate... que bestia!!!!
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